Día del encuentro: jueves, 31 de octubre
Hora: 20 hrs.
Lugar: EVA (Espacio Vecinal Arganzuela) en Plaza de Legazpi, nº 7
Metro: Legazpi (Madrid)
Nota.- Aparezco convocada en el cartel pero, circunstancias ajenas a mi deseo, impiden que ese día me encuentre entre los amigos poetas y cantautores... No estaré de manera presencial, pero mi aporte literario se lo envié a Antonio Ruiz Pascual, director de "Arte Total" y él, u otro poeta que él designe, lo leerá en mi nombre.
El poema preparado especialmente para este "Jueves en verso" es el que aquí comparto:
CON
AMOR
JUANA
CASTILLO ESCOBAR ©
A mis tías abuelas
maternas, Victoria y Cristina,
desde lo más
profundo de mi corazón,
todo mi
agradecimiento, respeto y amor.
No conocí a mis abuelos, a
ninguno de los cuatro,
mas la vida me otorgó la
dicha
de tener, conocer y vivir
con mis tías abuelas maternas
que, con amor, me
criaron; con amor, me educaron
y, con dolor, mucho
dolor, las vi partir.
Mis “tiítas”, como les
decía de niña,
me enseñaron a respetar
al anciano,
a los maestros y a todo
aquel que mi respeto mereciera
por ser de mayor rango o
edad.
La tía Victoria, no
recuerdo si me cantó nanas
a la cabecera de la cama,
sí recuerdo que me
cantara zarzuelas,
las coplas de la Piquer,
que se las sabía enteras,
y me recitó el Tenorio
que yo aprendí a querer
siempre preguntándole por
qué no hablábamos, en aquel hoy, como en el otro ayer.
La tía Cristina,
andariega como la Santa de Ávila,
el Madrid de nuestro
“entonces” me llevó a conocer.
De su mano, los domingos,
salíamos a pasear, aprender y yo, supuestamente, a jugar.
En la plaza del Dos de
Mayo, entre juego y verdad,
me contó la historia de
un tal Napoleón
que vino a España con sus
tropas y, en el cuartel de Monteleón,
se vio las caras con un
tal Velarde, otro Daoíz y una Manuela Malasaña que…
¡el gabacho supo cómo se
las gastaba el pueblo de Madrid!
También de su mano jugué
en:
-la plaza de España donde
conocí a un caballero muy espigado, su escudero y su amada,
así como a un tal
Cervantes que fue herido en la Armada…
-la plaza de Oriente,
junto a su ópera, entonces cerrada…
-los jardines de
Sabatini, donde me contó la historia de un antiguo alcázar que ardió
-la Casa de Campo, los
jardines del Buen Retiro en ambos del barco disfruté
-también, en el Retiro, gocé
de los dulces barquillos, reí con los monos chillones,
me extasié a la vista de
los grandes animales
que en la Casa de Fieras
barritaban, rugían o sesteaban,
con el teatrillo de títeres,
la historia del ángel caído,
con un palacio de cristal
que, del arco iris, refleja los colores
y es como un cuento que
hay que inventar…
Todo esto y mucho más me
enseñó la tía Cristina:
el nombre de las calles y
su significado,
los palacios escondidos,
los sucesos dolorosos… La historia de este Madrid bonito.
No sólo me dieron amor,
un modo de vida, una seriedad compartida
con todo ello mi
pensamiento avivaron, mis ansias de conocimiento.
¡Cuánto y cómo os quise y
os quiero, mis viejitas queridas
a pesar del tiempo
pasado, a pesar de que hace mucho que no os tengo!
Estáis en mis
pensamientos, más que eso, os llevo tan dentro
porque vosotras
esculpisteis lo que soy, a vosotras debo todo lo bueno.
Un homenaje de amor y
recuerdo quiero rendiros
a través del espacio y
del tiempo.
Juana
Castillo Escobar ©
Miércoles,
30-X-2019 – 11,10 a.m.
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