miércoles, 6 de noviembre de 2019

XII Jueves en verso - Arte Total - EL ABUELO QUE CONOCIMOS

Día del encuentro: jueves, 31 de octubre

Hora: 20 hrs.

Lugar: EVA (Espacio Vecinal Arganzuela) en Plaza de Legazpi, nº 7

Metro: Legazpi (Madrid) 

Nota.- Aparezco convocada en el cartel pero, circunstancias ajenas a mi deseo, impiden que ese día me encuentre entre los amigos poetas y cantautores... No estaré de manera presencial, pero mi aporte literario se lo envié a Antonio Ruiz Pascual, director de "Arte Total" y él, u otro poeta que él designe, lo leerá en mi nombre. 
El poema preparado especialmente para este "Jueves en verso" es el que aquí comparto:

CON AMOR

JUANA CASTILLO ESCOBAR ©

A mis tías abuelas maternas, Victoria y Cristina,
desde lo más profundo de mi corazón,
todo mi agradecimiento, respeto y amor.

No conocí a mis abuelos, a ninguno de los cuatro,
mas la vida me otorgó la dicha
de tener, conocer y vivir con mis tías abuelas maternas
que, con amor, me criaron; con amor, me educaron
y, con dolor, mucho dolor, las vi partir.
Mis “tiítas”, como les decía de niña,
me enseñaron a respetar al anciano,
a los maestros y a todo aquel que mi respeto mereciera
por ser de mayor rango o edad.

La tía Victoria, no recuerdo si me cantó nanas
a la cabecera de la cama,
sí recuerdo que me cantara zarzuelas,
las coplas de la Piquer, que se las sabía enteras,
y me recitó el Tenorio que yo aprendí a querer
siempre preguntándole por qué no hablábamos, en aquel hoy, como en el otro ayer.

La tía Cristina, andariega como la Santa de Ávila,
el Madrid de nuestro “entonces” me llevó a conocer.
De su mano, los domingos, salíamos a pasear, aprender y yo, supuestamente, a jugar.
En la plaza del Dos de Mayo, entre juego y verdad,
me contó la historia de un tal Napoleón
que vino a España con sus tropas y, en el cuartel de Monteleón,
se vio las caras con un tal Velarde, otro Daoíz y una Manuela Malasaña que…
¡el gabacho supo cómo se las gastaba el pueblo de Madrid!
También de su mano jugué en:
-la plaza de España donde conocí a un caballero muy espigado, su escudero y su amada,
así como a un tal Cervantes que fue herido en la Armada…
-la plaza de Oriente, junto a su ópera, entonces cerrada…
-los jardines de Sabatini, donde me contó la historia de un antiguo alcázar que ardió
-la Casa de Campo, los jardines del Buen Retiro en ambos del barco disfruté
-también, en el Retiro, gocé de los dulces barquillos, reí con los monos chillones,
me extasié a la vista de los grandes animales
que en la Casa de Fieras barritaban, rugían o sesteaban,
con el teatrillo de títeres, la historia del ángel caído,
con un palacio de cristal que, del arco iris, refleja los colores
y es como un cuento que hay que inventar…
Todo esto y mucho más me enseñó la tía Cristina:
el nombre de las calles y su significado,
los palacios escondidos, los sucesos dolorosos… La historia de este Madrid bonito.

No sólo me dieron amor, un modo de vida, una seriedad compartida
con todo ello mi pensamiento avivaron, mis ansias de conocimiento.
¡Cuánto y cómo os quise y os quiero, mis viejitas queridas
a pesar del tiempo pasado, a pesar de que hace mucho que no os tengo!
Estáis en mis pensamientos, más que eso, os llevo tan dentro
porque vosotras esculpisteis lo que soy, a vosotras debo todo lo bueno.
Un homenaje de amor y recuerdo quiero rendiros
a través del espacio y del tiempo.

Juana Castillo Escobar ©
Miércoles, 30-X-2019 – 11,10 a.m.

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