domingo, 10 de mayo de 2020

Proyecto Internacional FRAGMENTOS de ÍTACA de ARTE y POESÍA



 Antonio Ruiz Pascual (presidente del grupo literario artístico Arte Total), me envió la convocatoria y la imagen; con ambas me invitó a formar parte del Proyecto Internacional FRAGMENTOS de ÍTACA (mi cometido era preparar un poema inspirado en ella); Gorgonio Sanjuán, que es quien lo dirige y a Emilio Romero Rodriguez autor de tan bella y sugerente obra...
Más adelante añado mi poema, tal cual lo escribí y, después, ya insertado en la imagen.
Para terminar añado el enlace a Issuu donde aparecen todas las obras en formato libro, págs. 32-33:


Un farol bajo las aguas

 Juana Castillo Escobar ©

 

 

Un farol titila bajo las aguas del mar.

Una mano, ¿de madre?, lo sostiene con decisión, con fuerza,

 

con el afán de hallar lo que busca en su fondo umbrío:

unos niños dormidos en lo más recóndito de ese tranquilo mar.

 

¿La madre? los busca. A casa, de vuelta, los quiere llevar.

El farol, iluminará el camino, el resto lo hará su voluntad.

 

 

Juana Castillo Escobar ©

Madrid, 28 de abril de 2020

 Poema para Fragmentos de Arte y Poesía

Obra: “El mar de los sueños” de Emilio Romero Rodríguez




viernes, 8 de mayo de 2020

DIARIO DEL AISLAMIENTO

Coronavirus Covid-19



Lunes, 27 de abril de 2020

 51 días encerrada en casa

 

 

Acabo de contarlos, llevo 51 días encerrada en casa donde me enclaustré, de manera voluntaria, el pasado 8 de marzo y de donde no he salido en absoluto (salvo estos dos o tres últimos días a la terraza y porque hace bueno que, si no, ni eso).

Después de esta breve introducción a mi “estancia guarecida del mal en mis estancias”, lo que quería es hacer una reflexión, o compartir, o no sé bien qué, de algo que no me parece bien…

 

El pasado día 14 en que escribí mi última anotación en este diario, como siempre, por la mañana =ahora mismo son las doce y tres minutos del medio día=, no pude añadir lo que sucedió ya anochecido, algo a lo que no le hubiera dado importancia alguna si ayer tarde, durante los aplausos que homenajean a los colectivos que nos cuidan, a los enfermos…, no hubiera escuchado lo que escuché.

 

Empiezo por lo más antiguo.

El 14 de abril, a las ocho de la tarde, la gran mayoría de los vecinos de los edificios colindantes salimos a terrazas y ventanas a aplaudir; como música de fondo sonaba desde alguna de ellas el “Resistiré” del Dúo Dinámico que tan viral se ha hecho. Desde esa misma terraza (o ventana), una vez terminada la canción, sonó como hace ya un par de semanas el himno nacional… Cesaron l0s aplausos y, como se dice, “cada mochuelo regresó a su olivo”. Ya había oscurecido, creo recordar que íbamos a sentarnos a cenar cuando se escuchó ruido de cacerolada, fuerte y cerca, tan cerca como que sonaba debajo de nuestra terraza. No sólo fue cacerolada la que rompió el silencio de la noche, ésta llegó acompañada de una serie de gritos desaforados, gritos de un hombre que quería ser oído en el entorno y, a poder ser, en el más allá. No paró de gritar: “¡¡¡Viva la república!!!” hasta que se debió de quedar afónico.

Pienso que cada uno tiene sus ideales, sus gustos, sus apetencias, no soy nadie para cambiárselos ni para inmiscuirme en su pensamiento pero debo confesar que me asustó, me asustó no la frase en sí, lo que me asustó fue el odio que percibí en esas tres palabras, en el hecho de haber esperado a la llegada de la noche para gritarlo de manera furtiva… lo imaginé como un lobo apostado en la oscuridad a punto de saltar sobre su presa pero, creo que, hasta el lobo es más valiente y va de cara.

 

Después del 14 de abril permaneció en silencio.

El vecino que pone la música en el momento de los aplausos siguió compartiéndola; es más, a las 12 de la mañana también comparte una canción, creo que es un himno militar, que dedica a la memoria de los fallecidos.

Todo normal hasta el sábado 25.

Estábamos mi marido y yo en casa charlando con nuestra hija y mi hermana y su familia a través de una vídeo conferencia cuando, a las 7 en punto de la tarde, sonó de nuevo la cacerolada. El ruido era tan grande que tanto mi hija como mi hermana lo escucharon a través de sus ordenadores, de inmediato preguntaron: “¿Ya son las ocho? ¿Es la hora de las palmas? ¡Qué rápido se nos ha ido hoy el tiempo!” Respondimos que eran las 7 y aún quedaba tiempo de charla y para los aplausos, les contamos que se trataba del vecino con su “particular aporte”. Luego, después de la interrupción, continuamos nuestro encuentro virtual hasta unos minutos antes de ofrecer nuestro homenaje diario en forma de aplauso.

 

Ayer, día 26, domingo es cuando la cosa se calentó y se salió de madre.

Comenzaron los aplausos, íbamos a salir a la terraza mi marido y yo cuando escuchamos los gritos desaforados, insultantes y maleducados del vecino. Luis se quedó pegado al picaporte y con la puerta entreabierta pensando si salir o no cuando escuchamos perfectamente (perdón por las palabrotas, no son mías): “Hijos de puta, cabrones, fascistas de mierda”…

La verdad, mi marido y yo nos miramos intimidados. Él dijo: “Esto está tomando un feo cariz, cada vez se politiza más”, aun así abrió la puerta y salimos a la terraza donde terminó la frase a la que yo, entre aplausos, respondí: “Pues a ese que tanto ladra e insulta deberían de tomarle los datos y, cuando le duela, aunque sólo sea la uña de un pie, que no le reconozca ningún médico o que, cuando vaya al mercado, no le atiendan ni le vendan nada, porque esto que hacemos no es política, es un homenaje, un apoyo a todos los que se están jugando la vida, partiendo el pecho por salvar vidas sean médicos, enfermeros, cuidadores, limpiadores, policía, bomberos, ejército, pequeño comercio, transportistas… Vamos, y si este espécimen se muere, que lo dejen en casa sin enterrar porque no se merece nada –y, con voz más alta, para que me oyera la mujer quien, por primera vez estaba aplaudiendo y a la que vi cómo me miraba terminé mi parrafada con un-: porque esto NO ES POLÍTICA, es APOYO, RECUERDO, AGRADECIMIENTO y HOMENAJE”.

 

¡No entiendo a las personas! Resulta que ganamos un mundial de fútbol, o algún evento importante que tiene que ver con este deporte y el país entero, entero, sale a la calle revestido por la bandera española, tarareando el himno nacional al grito de “¡Yo soy español, español, español! ¡Yo soy español, español, español!”, así hasta la extenuación de los que lo cantan y el aburrimiento de quienes escuchan y, ahora, que deberíamos ir hombro con hombro, apoyando con unos simples aplausos, sacamos lo peor de cada casa, lo politizamos todo...

Claro que los partidos políticos tampoco ayudan demasiado porque sus líderes (mejor decir seudo líderes porque, discúlpenme, miro a mi alrededor y no hay en el mundo entero alguien que valga la pena; perdón, sí, los portugueses están dando una lección de cordura y de apoyo mutuo para remar todos a una contra esta pandemia que nos asola… regreso a nuestro país desde donde me quedé): los partidos políticos tampoco ayudan demasiado porque sus líderes –seudo líderes- son los que debieran dar ejemplo de unidad con el gobierno, apoyarlo y compartir ideas para ver si, entre todos, se pueden arreglar las cosas pero no, aquí se dedican a sacar a relucir el cainismo del que en este país sí que somos líderes.

Por cainitas nos hemos enfrentado siempre y, por eso mismo, seguimos enfrentados. ¡No aprendemos ni ante un momento como el que atravesamos! Cada uno va a lo suyo sin importar a quien moleste o haga daño y, en tratándose de políticos, con el pensamiento en sacar réditos en las urnas en un futuro no lejano pero me da a mí que todos, todos, van a salir muy escaldados.

Ya termino… Diré lo que Mafalda, la de Quino, no sé si la frase me saldrá de manera literal o será lo más aproximada que recuerdo:

 

“¡Cuidado, irresponsables trabajando”

  

 

27-04-2020 – 13,15 p.m.

 


Presentación virtual de mi último libro: "Palabras de tinta y Alma"