Portada revista literaria "Orizont Literar Contemporan" - Año VII - Nº 3 (41) Mayo - Junio 2014 donde aparece publicada esta entrevista |
M. M. ¿En qué lugar naciste y qué
influencia ha tenido este lugar sobre tu vida?
J. C. - Nací en Madrid, la capital de España, la ciudad en la que vivo y en la
que, cuando llegue mi hora, me gustaría descansar (si es que el destino no me
tiene reservado otro sitio).
¿En qué me influenció mi lugar de nacimiento? No sabría decirlo. En el
fondo me siento ciudadana del mundo, no me considero extraña en ninguna parte,
me acomodo pronto al lugar en el que, por ejemplo, paso unos días de vacaciones
y, esto es así, porque intento ver lo bueno que me rodea y amoldarme a sus
costumbres.
Diré que Madrid es un crisol de nacionalidades. En la actualidad
mucho más que cuando yo era niña, pero sí es cierto que a la capital llegaban
personas de otras provincias, con otras costumbres y, aun hablando el mismo
idioma, lo hacían con sonido diferente. Todo ello unido, si te gusta escribir,
si la imaginación se desborda, si eres observadora, hace que la gran ciudad se
convierta un semillero de posibilidades artísticas.
A todo ello tengo que sumarle mis incursiones, desde la más tierna infancia
hasta la actualidad, de los lugares tan maravillosos, a mi modo de ver, que
Madrid guarda: museos –no los nombraré todos porque es impensable hacerlo en
una entrevista-, en los que es posible soñar con los ojos abiertos; palacios y
palacetes; casonas señoriales; antiguos cafés; plazas y plazoletas; rincones
con sabor aún a enfrentamientos a capa y espada; grandes zonas verdes donde
expansionarse y respirar y en las que, la historia, no es ajena...
M. M. ¿Desde dónde se empieza a gestar tu relación con el mundo
de la literatura? ¿Cuáles fueron las circunstancias? ¿Qué dice tu familia?
J. C. - Mi relación con el mundo literario se gestó en el propio hogar.
- ¿Las circunstancias? Me crié con dos tías abuelas, hermanas entre sí, y
el hijo de la menor de ellas.
A la mayor de las dos le gustaba el teatro, la zarzuela, las coplas..., por
eso mis nanas* eran coplas bien conocidas por ella, piezas de zarzuela*
y, cuando crecí algo más, digamos que con un par de años o tres, me recitaba
fragmentos del Tenorio que sabía de memoria, así como otros poemas; algo
que me fascinaba. Siempre pensé que los diálogos en verso eran mucho más
musicales y hermosos que en prosa. De ahí que, desde muy niña, traté de imitar
aquellas formas poéticas en mis monólogos con los juguetes.
La otra hermana me contaba cuentos: los clásicos, otros que inventaba para
mí, e historias del Madrid antiguo. Me llevó a los museos desde muy temprana
edad, sobre todo al Prado y al de Ciencias Naturales. Dábamos largos paseos y,
mientras caminábamos, aprovechaba para hablarme de la historia de una calle,
casa o plazoleta.
En cuanto a mi tío, hijo de la anterior, era juguetón. Solíamos ir al cine
–pienso que, con la excusa de llevarme a mi a ver películas de Walt Disney,
aprovechaba él para verlas-. Antes de aprender a leer, y cuando ya empecé a
unir las primeras letras, ambos leíamos tebeos (comics), cuentos,
poemitas infantiles... Me enseñó a hacer crucigramas; algo que, con menos de
siete años, empecé a resolver mejor que él, cosa que le sacaba de quicio, entonces
simulaba que nos peleábamos en broma.
La entrevista en español |
Desde el momento en el que leía yo sola, sin la ayuda de nadie, me dediqué
a devorar todos los libros que caían en mis manos. Era viajar sin moverme de
casa..., hasta que un día, hacia los diez años, tal vez antes, decidí que
también yo quería contar mis propias historias.
- En cuanto a mi familia, ¿qué decir? Que me apoya en todo momento.
Se alegra con los pequeños triunfos y, con los grandes –como considero que lo
es este: el que me entrevisten para darme a conocer a través de una revista tan
prestigiosa como es HLC, para ellos es algo tan importante como lo es para mí-.
Mi familia también está ahí cuando las cosas no salen como debieran. En
esos momentos tratan de consolarme y darme ánimos, sobre todo con el tema de la
edición de las obras, que es, si no espinoso, sí difícil de conseguir el que
una gran editorial se fije en el trabajo de una escritora desconocida como yo.
O, cuando te publican algo (pagando por ello), y te estafan: ni te reembolsan
el dinero obtenido por la venta de los libros, o los que les quedan en depósito
no te los restituyen...
M. M. ¿Cómo funciona el taller de literatura Pluma y Tintero?
¿Cómo nació La geniecilla de las
historias?
J. C. - El taller funcionaba (lo escribo en pasado porque, desde el año 2013,
quedó en suspenso) con pocos alumnos, pero en realidad muy buenos. Unos eran
alumnos presenciales, y otros por Internet. El taller nació en enero de 2007,
tuvo alumnos de ambos sexos y de diferentes nacionalidades.
Durante el último año, las alumnas presenciales eran de Madrid, aunque una
de ellas venía desde una localidad bastante alejada de la capital. Las alumnas
de Internet enviaban sus trabajos desde Las Palmas de Gran Canaria -Islas
Canarias-, una; y la otra participaba desde Santiago de Chile.
Más que alumnas llegamos a ser un grupo de amigas, con una afición en
común: escribir relatos. Mi cometido: corregirlos hasta que quedaran tan
pulidos que, en el momento de leerlos, la mirada del lector patinara sobre
ellos sin encontrar ningún tropiezo en su lectura. Traté de ayudarles no solo a
que encontraran su propio estilo, sino a pulirlo hasta que brillara. Para ello,
además de redactar y comentar sus relatos, también leíamos y comentábamos
relatos de autores consagrados, servían de modelo y, a su sombra, nacieron intertextos
muy interesantes.
- Abrí un blog el año 2007 con el nombre del taller, Pluma y Tintero,
para que todo lo que hacíamos en él quedara reflejado y expuesto a todos los
alumnos: los cercanos y los más alejados, también para darnos a conocer en el
gran mundo virtual y, de ese modo, conseguir más discípulos (algo que no se logró,
pero sí tuvimos y tenemos gran cantidad de visitas).
Los trabajos que se llevaron a cabo durante este primer curso los consideré
muy interesantes, dignos de ser publicados, entonces fue cuando nació el primer
esbozo de la Revista Literaria Pluma y Tintero. Recopilé todos los
trabajos del año, la imprimí en casa, la llevé a encuadernar en gusanillo a la
imprenta y la regalé a las alumnas que quedaron encantadas. Saqué dos o tres números
más y ellas, en vista de los gastos, se empeñaron en pagarme algo para ayuda de
los mismos.
El curso siguiente fue también pródigo en relatos y decidí publicar un
libro, el primero del taller. Se tituló: Un sueño dorado (año 2008), fue
un libro que prologué, coordiné, co-edité, corregí y en el que también
participé como autora.
Por último, nació el segundo libro: La
geniecilla de las historias. En
este, tengo que reconocerlo, algunos relatos son más flojos, pero lo que sí
puedo aseverar es que todos fueron escritos con el mismo entusiasmo que los
primeros. Al igual que el anterior lo coordiné, co-edité, corregí,
prologué y también participé como autora. Es más, incluso me atreví a enviar
una de mis pinturas para que sirviera de portada.
Se puede decir que, La geniecilla es, hoy por hoy, el broche a esta aventura.
M. M. Tus poemas han sido publicados al
rumano. ¿Cuándo
empezaste colaborar con Horizonte
Literario Contemporáneo?
J. C. - Sí, algunos de mis poemas y relatos fueron traducidos y publicados en la
revista Orizont Literar
Contemporan no solo en rumano, al principio aparecieron en tres idiomas:
español, rumano e inglés. Cuando me llegó el primer número en el que colaboré,
al leer aquel relato en esas tres lenguas, no quiero parecer ñoña, pero lo
cierto es que lloré de alegría, es más, no solo era alegría, es que me sentí en
aquel momento escritora, pero escritora de verdad. Fue como si me
hubieran concedido un nombramiento de…, no sé, Doctora Honoris Causa.
- Empecé a colaborar con Horizonte
Literario Contemporáneo en el año
2010. ¡Ya hace cuatro años! Conocí esta gran revista a través de Maru Mendoza
(María Eugenia Mendoza, escritora mexicana), ella fue quien me puso en contacto
con su redactor jefe: Daniel Dragomirescu, a quien presumo de tratar como mi querido amigo.
Daniel me acogió en HLC con los brazos abiertos,
me dio toda suerte de posibilidades y me hizo sentir una más en esa gran
familia intercultural. Incluso al equipo de redacción a los que, sin
conocerlos, los siento a todos, tan cercanos, que ni el espacio, ni la lengua
-con ser muy grande uno, y bastante diferente la otra-, los considero elementos
que nos distancien.
M. M. ¿Qué significa traducir para
ti? ¿Existen realmente fronteras físicas, psicológicas o culturales entre las
lenguas?
J. C. - Me gusta traducir.
Trasladar textos del italiano o del francés a mi idioma es algo que me gratifica
(son las dos lenguas que mejor conozco, aunque las tengo bastante olvidadas
porque no es algo que utilice a diario). Tampoco suelo traducir muchas obras por
falta de tiempo, pero siempre que puedo leo alguna que otra en estas lenguas
(en ocasiones me atrevo con el portugués e, incluso, con el inglés –este gran
parte de las veces por necesidad: en el momento que entras a cualquier página de
Internet, te topas con la lengua de Shakespeare-).
Es indudable que los escritos originales poseen muchos más matices que los
traducidos, entre otras cosas, el traductor puede ser que –en algún momento- no
capte toda la intensidad del autor de la obra original, o, en otras ocasiones –quizás
las más de ellas-, deje su impronta de escritor, su estilo, alejándonos, sin
quererlo, de ese original con el que, tal vez, disfrutó tanto al traducirlo.
- Puede ser que sí existan fronteras entre las lenguas. Todo depende del
individuo. Existen personas a las que les resulta muy fácil el aprendizaje de
un idioma, otras son capaces de entender incluso siete o más.
Pero, no hay que olvidar el hecho de que también hay otras personas que
presentan serias dificultades, no solo para aprender una lengua extranjera,
sino también para aprender y entender la suya propia. Supongo que, para este
último ejemplo expuesto, la enseñanza precoz y bien dirigida es la mejor de las
ayudas mas, para ello, es el Estado quien debe proporcionar los medios físicos
y materiales idóneos para ofrecer esa cultura políglota que tanto
se exige hoy día, pero a la que tan poco caso se le hace.
Sería bueno que los educandos pudieran salir al extranjero, por temporadas,
en intercambios culturales para aprender realmente otro idioma. Considero que
un idioma no es solo una lengua diferente, es un modo de vida, de pensar, de
actuar de sentir y, todo eso, se aprende en el país de origen, conviviendo con
sus habitantes.
M. M. ¿Cuál es el trabajo literario que desarrollas?
J. C. - Hoy por hoy me dedico a escribir lo que
puedo: poemas, comentarios de textos de autores consagrados, algunos relatos
infantiles en prosa y verso, prosa poética, tengo dos novelas por terminar –y
al menos otras tres por revisar-, algunos relatos empezados…
Estoy volcada en la revista literaria que
dirijo, “Pluma y Tintero” (se llama como el taller y es un pequeño
homenaje al relato del gran autor Hans Christian Andersen “La pluma y el
tintero”): en su redacción, diseño, recepción y lectura de nuevos trabajos,
etc. etc.
Está a punto de aparecer –será en los primeros
días de septiembre- una compilación de relatos breves, de mi autoría, titulada:
“En femenino plural… relatos de mujeres para todos los públicos”.
En octubre, aún sin fecha, presentaré de nuevo
mi libro de poemas “Perlas de Luna” en la biblioteca municipal “Miguel
Hernández” de Collado Villalba.
Y, también en octubre, espero poner de nuevo
voz a poemas, relatos, ensayos, artículos… de los amigos y autores de Orizont
Literar Contemporan, de los colaboradores de la revista, así como de autores
consagrados.
También estoy volcada en la recopilación de
diversos trabajos, con la esperanza puesta en una futura publicación de dichas
obras, algo que considero bastante difícil debido a los precios tan abusivos
que, ciertas editoriales de co-edición, cobran por editar textos de autores
noveles.
M. M. ¿Has viajado al extranjero? ¿A dónde y por qué?
J. C. - Sí, viajé al extranjero en varias ocasiones. Siempre en época de verano,
en viajes programados, pero con un transfondo cultural.
- La primera vez que salí estuve en Francia, el destino: París. Se trató de
un viaje en autocar Madrid-París y, en este recorrido, pude visitar –junto a mi
esposo- alguno de los castillos del Loira, antes de arribar a la capital.
- En otra salida a Galicia, pasamos al vecino Portugal, es como si
continuara en España pero escuchando a las gentes hablar en gallego.
- El año 1998 giramos visita a Italia: Milán, Venecia, Rávena, Siena,
Padua, Pisa, Florencia, Roma... A Italia la considero, tal vez haya viajado aún
muy poco por el mundo, pero es que es así; como digo, Italia es como un enorme
joyero en el que encuentras las piedras más hermosas y los más hermosos
adornos. Disfruté del viaje como un niño.
- En 1999 la visita fue a: Francia, Bélgica, Holanda y Alemania. Cuatro
países, cuatro culturas y cuatro formas de vida: la sibarita y sofisticada
francesa; la más recatada belga; la permisiva holandesa y, la alemana, fuerte,
con los pies en la tierra y unos paisajes de ensueño. ¡Lástima no conocer su
lengua!
M. M. ¿Qué significa para ti la
interculturalidad?
J. C. - Interculturalidad, para mi, como su nombre indica, es: comunicación entre
diferentes culturas, distintas formas de pensar, de actuar, de vivir...
Entiendo que se trata de una comunicación entre personas, o grupos de personas,
de distintas nacionalidades, razas y religiones.
Quiero creer que esa interculturalidad lleve a una mejor comprensión, a un
hermanamiento, a un algo que derive en un mundo de paz y en paz.
La entrevista en rumano |
*
Nana (plural: nanas).- Canto con que se arrulla a los niños.
** Zarzuela.- La zarzuela es una forma de música teatral o género
musical escénico surgido en España que se distingue principalmente por contener
partes instrumentales, partes vocales (solos, dúos, coros...) y partes
habladas, aunque existen excepciones en las que estas últimas, las partes
habladas, están completamente ausentes. El término «zarzuela», aplicado al
género musical y teatral, procede del Palacio de la Zarzuela, palacio real
español situado en las proximidades de Madrid y en el que se hallaba el teatro
que albergó las primeras representaciones del género.
De una manera reductora y errónea se ha asimilado
la zarzuela a la opereta, género de origen francés, principalmente por contener
partes habladas o declamadas, pretendiendo así que «la zarzuela es la opereta
española». Pero la zarzuela es históricamente muy anterior y esa
característica ya se encontraba en otros géneros europeos, también muy
anteriores a la opereta y no necesariamente anteriores a la zarzuela. En
realidad en ese sentido la zarzuela sería más bien el equivalente español de la
opéra-comique francesa o del singspiel alemán. Dichos géneros de Francia y del
mundo germánico se caracterizan por producir representaciones teatrales y
musicales en las que, a diferencia de la ópera propiamente dicha, se alterna
música con partes habladas o declamadas. La flauta mágica de Mozart, por
ejemplo, no es una ópera sino un singspiel y, por consiguiente, tanto sentido
tiene decir que «la zarzuela es la opereta española» como decir que «el
singspiel es la zarzuela vienesa». Aun así ha habido zarzuelas del género
grande que por no tener partes habladas son parecidas al grand opéra francés o
a la ópera seria italiana. Por lo tanto la zarzuela se definiría de una manera
más adecuada, y más simple, como el arte lírico y escénico propiamente
hispánico, pues aunque naciera en España, al poco tiempo de su aparición se
extendió a la casi totalidad del mundo hispánico.
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