viernes, 10 de agosto de 2007

Un poema para el viernes

El mendigo, 1645
Bartolomé Esteban Murillo


MENDIGO
Juana Castillo Escobar


Vagabundo por las calles,
Perdido en la gran ciudad,
Mendigo sin pedir a nadie,
Sólo admito, por caridad,
Las sonrisas amables
Que, amablemente, pocos me dan.

Vagabundo solitario,
Del negro asfalto, corsario,
Asfalto que convertí en mar
En el instante mismo
En el que me dediqué a mendigar.

Mendigo porque vivo en la calle,
Porque voy haraposo,
Porque duermo en un portal
Bajo la noche estrellada
Con la luna como igual:
Solitaria mendiga en un cielo
De hielo o de cristal.

Vagabundo solitario,
Del negro asfalto, corsario,
Asfalto que convertí en mar
En el instante mismo
En el que me dediqué a mendigar.

Soy mendigo porque quiero.
Soy vagabundo
Que camina solitario por un mundo
Tan hermoso y fiero.
Camino solitario
Por un mundo en el que no existe la piedad.

Vagabundo solitario,
Del negro asfalto, corsario,
Asfalto que convertí en mar
En el instante mismo
En el que me dediqué a mendigar.



Jueves, 1º de Sepbre. de 2005 - 21,15 p.m.
Corregida el sábado, 19 de Novbre. de 2005 - 12,32 p.m. Este poema forma parte del cuaderno casi inédito titulado "Amor callado, amor secreto" y que está registrado en Madrid.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tambien este poema me ha traido recuerdos de mi niñez, entonces habian pocos mendigos, seriamos más pobres, pero se veia poca gente pidiendo, si recuerdo un par de vagabundos, que eran felices durmiendo bajo las estrellas y uno de ellos le cantaba al amanecer al mar muy cerca de mi casa, aquellos habian elegido esa vida, hoy desgraciadamente hay mucha gente que de verdad lo necesita. Perdona que me he dejado llevar por los recuerdos. Me gusta el poema y sobre todo su autora es una persona excelente.Besitos.

Presentación virtual de mi último libro: "Palabras de tinta y Alma"