GUSTAVE FLAUBERT |
PARATEXTO.-
Editorial:
S.A. de Promoción de Ediciones. "Club Internacional del Libro". (Tomo
número 28).
Portada
: Tapa dura. Símil en piel verde, sobre él el título y el autor van impresos en letras
doradas (así es el volumen que tengo en casa; la imagen que acompaña al texto está sacada de Internet).
Conocimiento de la obra: Desde
quinto de Bachiller, por tenerla en casa y por ser una de las
novelas propuestas por Nabokov en su libro de "Literatura Europea",
también mencionada por Vargas Llosa en la obra "Cartas a un joven
novelista".
Género
: Novela.
TRABAJO SOBRE EL TEXTO.-
División
de la obra en TRES PARTES. La primera parte está dividida en nueve
capítulos, sin titulación específica; la segunda parte, la más larga, consta de
quince capítulos, también sin titulación; y, la tercera parte, consta de once
capítulos.
Narrador:
En un principio la obra está narrada en primera persona para, un instante
después pasar a ser narrada por una tercera. Narrador omnisciente y
omnipresente.
Estilo
del autor: A pesar de ser una novela que podría enmarcarse dentro de la
prosa poética el estilo es fácil y ameno (al menos al tratarse de una obra
traducida).
Flaubert debió tener predilección por
el número tres: tres hombres en la vida de Emma, Carlos (el marido); Roberto
(el primer amante) y Léon (segundo amante). También por los caballos, que, a
menudo, aparecen de tres en tres. Por el color verde que aparece en la
pitillera que encuentran en el camino, por una levita de terciopelo verde, por
un paño verde... Los pequeños detalles son todo un mundo en la obra.
OPINIÓN PERSONAL.- Es una obra demoledora. Narra la
desazón femenina por encontrar algo que, en realidad, no existe. La
protagonista (Emma Bovary) está magníficamente dibujada, es más, parece
esculpida a fuego sobre el papel. A la vez esta desazón, traspasada al marido
(Carlos Bovary), le hace ser un muñeco en sus manos. Su falta de apasionamiento
es la piedra de choque, lo que hace a Emma buscar lo que en su vida conyugal no
encuentra: pasión, fuego, ardor...; pero que, al final, también la pasión del
adulterio se apacigua y sus escarceos se parecen cada vez más y más a un
matrimonio aburrido. La costumbre mata todo ardor (frase de mi autoría).
Es una obra genial, de un autor
genial.
BIOGRAFÍA Y OTRAS OBRAS DEL AUTOR.- Gustave
Flaubert nació en Ruán 1821 y murió en Croisset, cerca de Ruán, en 1880. Hijo
de un cirujano, pasó toda su juventud en un entorno médico, y se apasionó por
los constantes progresos de una ciencia de la que se sentía indigno. Su
reputación de niño poco dotado hizo que se entregara a las fantasías de su
imaginación. Desde sus primeros años mostró sus preferencias por la literatura
y redactó una pequeña hoja, el COLIBRÍ, en la que, torpemente pero de una forma
clara, se anunciaba su obra posterior. Tras cursar el bachillerato, empezó los
estudios de derecho -que no terminó por razones de salud- en París, donde
conoció a Máxime de Camp. Entabló amistad con él, y juntos recorrieron Bretaña
y Normandía (1847), de donde volvieron con un libro de recuerdos PAR LES CHAMPS ET PAR LES GRÈVES,
póstumo, 1885, antesala del importante viaje a oriente (octubre 1849 - mayo
1851). De hecho, Flaubert aprendió su oficio a través del mundo antes de
encerrarse definitivamente en la soledad de su casa de campo de Croisset. En
lugar de buscarse a sí mismo detrás de los seres, los personajes o las cosas, a
la manera de los románticos, procuró enterrar su personalidad, que, según él,
no importaba a nadie, dentro del todo indefinido del arte en sí, cuyo secreto
trató de desentrañar durante toda su vida.
Nunca cambió a este respecto, y en
su correspondencia pueden hallarse numerosas declaraciones como la que hizo a
G. Sand en 1866: "(...) un novelista no tiene derecho a expresar su
opinión sobre nada. (...) El primer llegado es más interesante que el Sr. G.
Flaubert, porque es más general y, por consiguiente, más típico". Esta
voluntad púdica y encarnizada de estar "como Dios" en su obra, en
todas y en ninguna parte, explica en parte el trabajo verdaderamente alucinante
que exigió la preparación de cada uno de sus escritos, donde nada quedó a
merced de la inspiración, ni fue enunciado sin estar controlado, ni se
describió nada que él no hubiera visto. Todo tenía que ser verdadero, pero con
la belleza de la irrealidad, y el Fréderic Moreau de LA EDUCACIÓN SENTIMENTAL , deslumbrado por Marie
Amoux, no debía hacer sospechar al lector que Flaubert amó a Elisa Schlésinger.
Así se explican las múltiples versiones que periódicamente se descubrieron de
casi todas sus principales obras. MADAME BOVARY constituye una de las
poquísimas excepciones.
Su correspondencia confirma hasta
qué punto cada libro tuvo una laboriosa gestación, con arrepentimiento y
reanudaciones antes de aparecer a la luz pública. Este gigante bonachón de
fingidas cóleras era un escrupuloso, y el proceso intentado en MADAME BOVARY, aunque concluyó con la
confusión de los acusadores, quizá no fue ajeno a sus angustias. Las
investigaciones librescas a las que se entregó para escribir SALAMBO (1862), tuvieron que completarse
con un viaje a Argelia (1858) para satisfacerle, y LA EDUCACIÓN SENTIMENTAL (1869) había tenido que
estar precedida por tres versiones más o menos acabadas, MEMORIAS DE UN LOCO (1838), NOVIEMBRE
(1842) y LA PREMIÈRE
ÉDUCATION SENTIMENTALE, a causa de sus temores de que se sospechaba su
propia historia. Asimismo, no consideró publicable LA
TENTACIÓN DE SAN
ANTONIO (1849) hasta haber realizado tres intentos: VOYAGE EN ENFER (1835), RÈVE
D´ENFER (1837) y SMARH (1839).
En 1877, LOS TRES CUENTOS, LA LEYENDA DE SAN JULIÁN EL HOSPITALARIO, HERODÍAS, UN CORAZÓN SENCILLO,
constituyeron una etapa de descanso, mientras él pensaba sin cesar en la gran
obra voluntariamente irrisoria BOUVARD Y
PÉCUCHET (póstuma, 1881), inseparable del DICTIONNAIRE DES IDÉES REÇUES (póstuma, 1911), ambas inacabadas.
Sin embargo, se tomó tiempo para
vivir la vida, y situó en primer plano a su familia y sus amigos literarios,
sobre los que ejercía una afectuosa fascinación. Con las mujeres (en particular
Louise Colet), cabe pensar que fue más un mentor que un amante. El caso
Flaubert, lejos de haber sido investigado exhaustivamente, puede someterse a
todos los "filtros" de lectura sin que se desvele el secreto de su
perfección.
(Datos biográficos sacados de la Gran Enciclopedia
Larousse, Tomo 9, Página 4418)
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