viernes, 29 de septiembre de 2017

Memoria de la presentación de MÁGICO CARNAVAL y otros relatos el 15-12-2016 en la B. P. M. «Ángel González» de Madrid



Artículo.- Viernes, 29-IX-2017 – Día de los arcángeles S. Miguel, S. Rafael y S. Gabriel. 
Por… Juana Castillo Escobar.


Antes de que la memoria falle, antes de que pase más tiempo y un evento quede solapado por el siguiente, hoy quiero traer a este espacio y a la memoria la presentación del libro «MÁGICO CARNAVAL y otros relatos». 
Llegada del libro a casa: 27-07-2016
Digamos que nació en el instante mismo en el que llegó a casa un miércoles: el 27 de julio de 2016. Trajo consigo alegría, ilusión, un nuevo niño que sumar a una familia ya numerosa (con él son cuatro las obras en solitario, amén de algo más de una treintena de obras en compañía de otros autores). De inmediato me puse en contacto con la Directora de la biblioteca del barrio, la Ángel González, para saber cuándo lo podría presentar en ella al igual que hice, años atrás, con el libro de poemas «Perlas de Luna». Me pasé por la biblioteca en julio, quedamos en vernos, la directora y yo, dos meses después: un 13 de septiembre –no se me olvida la fecha porque coincide con el aniversario de la muerte de mi padre…-. Charlamos. Le llevé el libro, dos para ser más exactos, uno para ella y otro para que formase parte del fondo de la biblioteca (el carnaval no iba solo, también llevé las dos obras publicadas en Rumanía: «Zarzuela literaria» y «La mar salvadora»). La Directora me afirmó que, en breve, me darían fecha… quedó emplazada su presentación para el 15 de diciembre de 2016, jueves, a las siete de la tarde en la sala polivalente. ¡Ya sólo quedaba tener paciencia y esperar!
Y, durante esa espera que, creo recordar, se me hizo eterna, «MÁGICO CARNAVAL» empezó su andadura en solitario surcando los aires por correo postal.
Lentamente pasaron los meses, las semanas, los días…



El 28 de noviembre, lunes, salió de casa para una primera, o previa, presentación; esta tuvo lugar en los «Lunes poéticos del Atelier», encuentros literarios que dirige con gran maestría Félix Martín Franco cada lunes de fin de mes. Allí di a conocer el libro, leí el primero de los relatos y, aunque parezca feo el que sea yo quien lo diga y escriba (es tan cierto como el sol que brilla en el cielo), ese relato obtuvo una gran ovación así como algún que otro ¡Bravo! por parte de los compañeros y amigos escritores. Regresé al lugar en el que estaba sentada con el corazón bombeando a toda prisa, las manos heladas, la boca seca y un nerviosismo difícil de contener. Llevé un par de libros, el que leí y otro para enseñarlo… los vendí de inmediato. Todos se interesaron por la obra… ¡Les había gustado! ¡Qué gran acogida, no me lo podía creer!


Llegó diciembre... Ese mes, la vida, que siempre hace de las suyas, consiguió que el suelo familiar temblase bajo nuestros pies y todo empezara a ir de mal en peor: mi madre tuvo la aciaga fortuna de romperse la cabeza del fémur el día 1 de diciembre, el 2 la operaron y, desde ese momento, hasta el día 31 de diciembre, pasó sus días en el hospital y nosotros visitándola a diario y sin poder hacer nada más… No pude atrasar la presentación del libro porque todo estaba en marcha: la sala estaba ocupada para llevar a cabo en ella distintos actos hasta junio del año siguiente, además, tampoco yo sabía lo que iba a suceder los meses posteriores; la biblioteca ya tenía preparados los carteles; las personas a las que les pedí que me acompañaran en la presentación dejaron de hacer otras cosas para estar a mi lado, las comprometí y se comprometieron conmigo. No tuve ni tiempo ni ganas de darle a la presentación del libro la importancia debida. No le hice la promoción que se hubiera merecido porque no tenía ganas de nada. ¡Un desastre!
Subdirectora de la biblioteca presentando el libro, la autora-yo- y las personas que me acompañaron
El tiempo rodó, llegó aquel jueves 15 de diciembre. Un día obscuro (no fue sólo que estuviera obscuro, es que, en diciembre, a las 7 de la tarde ya es noche cerrada), lluvioso y, para mí, triste y desangelado… Cuando llegamos a la biblioteca los libros, mi marido y yo, Ismael Merino –más conocido como Yeyo, músico, cantante, actor y locutor- ya estaba en la sala preparando el enorme teclado con el que puso el fondo musical al evento. ¡Ni se imagina cuánto y cómo le agradecí y agradezco su colaboración! ¡Recorrió medio Madrid, en metro, para acompañarnos con sus acordes! ¡Qué gran persona y amigo!
Poco a poco se fueron incorporando otras personas: mi hija que llegaba de trabajar; Elisabetta Bagli y Julia Gallo (escritoras/poetas que me ayudaron en la presentación, la primera glosando el libro; la segunda mi bio bibliografía), Susana Simón, gran amiga y, como yo, antologada y calificada por Isabel Díez Ménguez como «cuentista madrileña» (así aparecemos en su libro titulado: «Cuentistas Madrileñas»). Susana no sólo vino a acompañarme, también intervino leyendo uno de los relatos; ella, con su gracejo y «saber estar» frente al público gracias a sus apariciones teatrales con su grupo de amigos de actores noveles, supo darle voz a la historia. La subdirectora de la biblioteca dio comienzo al acto con las presentaciones de todos nosotros, un poco más tarde se incorporó la directora.

Yeyo, Elisabetta, yo y Julia


Susana Simón, Julia, yo y Elisabetta


Con sinceridad, no hubo gran cantidad de público en la presentación, todo hay que decirlo, pero sí el suficiente para que, al final, resultara una tarde inolvidable. Mantuvimos una charla muy amena entre quienes formábamos la mesa y las personas que nos acompañaban. Hubo muchas y buenas preguntas sobre literatura, libros, lecturas, mi forma y gustos a la hora de escribir, cuáles son mis fuentes de inspiración, etc. etc.
Sin olvidarme de mi madre en ningún momento, de que al día siguiente tendríamos que cruzar Madrid de oeste a este para ir a visitarla al hospital, aquella hora u hora y media consiguió llevarse nervios, miedos, disgusto y traerme una calma perdida más de quince días atrás.
Solo me resta añadir que, en breve, «MÁGICO CARNAVAL y otros relatos» pasará una nueva prueba: otra presentación en sociedad; en este caso el evento tendrá lugar en la biblioteca Iván de Vargas donde duerme desde primeros de septiembre con otros compañeros de letras.
Imagino que el nuevo niño volverá a traerme alegría.





En Madrid, el viernes, 29-IX-2017 – a las 12,31 p.m.
 Juana Castillo Escobar.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Nota con relato incluido

El pasado 3 de julio, lunes, celebramos el XXX «Lunes Poético del “Atelier”» dirigido y amenizado por el incomparable Félix Martín Franco en la palabra y, en la música tuvimos –como siempre- el privilegio de escuchar las canciones a la guitarra de Javier Calle. En este encuentro, el último del, llamémosle, curso, hubo presentación de libro e, incluso, entrega de premio: el afortunado en recibirlo fue el poeta Antonio Ruíz Pascual por su dedicación, no faltar a ningún encuentro y tener siempre a punto sus obras, el premio consistió en un lapicero enorme, de al menos medio metro de largo y cuya circunferencia debe de ser tan grande como una moneda de dos euros. La verdad es que nos divertimos, cantamos, reímos y leímos las obras que forman parte de este nuevo «Cuaderno de Poesía y Palabra número 5 – SUMMER TIME – Verano 2017».
Participé, en esta ocasión, no con poesía sino con un relato breve inspirado en un hecho totalmente real. Algo que sucedió una mañana de verano de hará un par de años o tres. Cuando lo leáis sólo hay que cambiar al protagonista humano –Anselmo- por mí, casi todo lo demás es ciertoJ. Espero que os guste.

La autora, Juana Castillo Escobar
Madrid, 13-IX-2017



22-07-2015


MAÑANA DE VERANO


Mañana de verano. Plomiza. Calurosa. Un cielo lechoso cubre el sol; un sol ardiente que quema a pesar de su casi invisibilidad y del que huyen tanto animales como personas.
Encerrado en la casa, Anselmo, eremita forzoso en esas jornadas de calor asfixiante a causa de sus males, hizo de la terraza, años ha, su lugar de esparcimiento. Se trata del lugar que más le agrada de la vivienda, al que cuida como a un bebé, y que luce cuajado de macetas que dan un toque de color y, en ocasiones, frescor al ambiente.
Anselmo se encabalga las gafas oscuras a pesar de la escasa luminosidad del día porque, cualquier pequeño rayo de sol, le daña los ojos recién operados. Sale a la terraza, en el intento de tomar posesión de su lugar en la barandilla y, desde ella, tomar también el escaso aire que corre por las alturas en las que vive. Cuando sale ve que su sitio está ocupado por una paloma. Espero que sea la coja dice para sus adentros porque, si es otra, no le consiento que se tome estas libertades.
No le gustan las palomas, no es que le hayan hecho nada, pero las considera bastante sucias y, de vez en cuando, las tilda de ratas voladoras. Solo a la paloma coja le consiente muchas cosas: que duerma en el alféizar de la ventana, que beba agua de la que rezuma de las plantas y queda recogida en los platos que hay bajo los tiestos, que se aposente en su lugar predilecto en la barandilla y, se lo permite, porque le apena verla dar saltos sobre su única pata sana: la derecha. Culpa de que el animal esté en situación tan lamentable al humano que tiró su goma de mascar sobre la acera, o el asfalto, y la paloma lo pisó. La pata izquierda de su “amiga” es un muñón cerrado que de poco le sirve por eso, a ella, a la paloma coja, le consiente que se acerque tanto a su vida.
Anselmo observa desde la puerta al ave. Acurrucada sobre la baranda y casi cubierta por el toldo parece dormida. El hombre entra en la casa, se quita las gafas oscuras, toma el móvil y, en silencio, regresa al balcón y se acerca con sigilo a la durmiente que, al instante, abre el párpado y le observa. Anselmo le toma una primera foto…
La paloma, al escuchar el clic, levanta el ala izquierda, se despereza. Anselmo le toma otra foto. Suena otro clic. La paloma levanta las dos alas, abomba su cuerpo. Anselmo toma una nueva foto. Suena el clic pero la paloma ya no está en la barandilla… El hombre se queda solo rodeado de plantas y con las imágenes de su visita archivadas en el móvil.
Suena un trueno lejano, parece que un relámpago cruza el cielo… Después de meses regresa la lluvia: cae mansa, caliente y forma pompas irisadas al chocar contra el suelo. La tarde se prevé más calurosa aún que la mañana.



22-07-2015

Nota.- Este micro relato, inédito hasta ahora, forma parte del cuaderno o… ¿futuro libro? al que he titulado “In crescendo”.
Alguno de los híper breves sí aparecen publicados en el libro titulado: “Tusitala, el narrador”, junto a varios autores, así como en mi blog y en el blog de algún amigo.





viernes, 1 de septiembre de 2017

¡Cómo pasa el tiempo...!

Sí, cómo pasa el tiempo. Me quedé con las ganas de hablar de la presentación de mi nuevo libro el pasado 15 de diciembre de 2016 (¡ya ha llovido, escampado y hecho calor desde entonces!), del F.I.P., de las reuniones de los lunes en el Atelier (de ellas comparto las convocatorias pero no los contenidos...). Trataré subsanar todo eso.
Por lo pronto deseo que paséis un feliz fin de semana y, además, que tengáis un buen comienzo de mes (y que sea benéfico todo él), incluso para los miles de alumnos que ya hoy tienen sus primeros exámenes "los de septiembre" y para los sufridos profesores que los han preparado y, luego, los tienen que corregir.
En mi caso septiembre ha comenzado con una nueva publicación en la revista "Puerta de Purchena": dos micro relatos... ¡No puedo quejarme!
Así se ven los "micros" en la revista:

Dejo el enlace para que podáis leerlos mejor en el pdf de la revista:

- Nº 25, septiembre 2017, publican los micro relatos: La duda y Huida
https://castilloescobarjuana.files.wordpress.com/2017/08/2017-09-01_nc2ba-25_septiembre_pc3a1g-7_la-duda-y-huida.pdf 

Presentación virtual de mi último libro: "Palabras de tinta y Alma"